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El día a día

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¿Qué hace un señor de cierta edad con casi dos años de paro en las espaldas?

¿Cuál es el día a día en esta situación?

Os lo cuento.

Primera hora:

  • Abluciones matinales como todo hijo de vecina.
  • Revisar correo electrónico, a ver si alguna oferta ha cuajado.
  • Revisar correo electrónico, a ver si ha llegado alguna oferta nueva.
  • Revisar canales y grupos en Telegram, redes sociales, etc.

Cuando ya está todo hecho, publicar el parte matinal en Telegram (podría ser en cualquier sitio) para crear un poco de calor que produzca algún tipo de debate.

Revisar los cursos en marcha: ¿por dónde vamos hoy? ¿una práctica? ¿un ejercicio? ¿una clase nueva?

Si hay clases pendientes afrontar el hecho de que hay que avanzar, por soporíferas que puedan ser.

Revisar ofertas laborables ahora ya en serio. Linkedin, la red de las maravillas, en primer lugar. Por nada especial, es la primera opción. Luego viene Infojobs, Tecnoempleo, Michael Page, Joppy… ¿sigo? Muchas de las ofertas ya están obsoletas, muchas otras se repiten una y otra vez pero nunca responden. Hay que desarrollar un ojo clínico para ver cuál es la que puede ser interesante.

De media unas cinco-seis ofertas semanales podrían ser ‘la buena’.

De media de cada 50 que te apuntas apenas te llaman o contactan contigo una o dos.

Silencio en las demás.

Tras el tedio unas pocas horas para generar imágenes con IA, leer algún libro totalmente distinto al día a día o ver la tele.

Almuerzo.

Un poco de descanso para que se asiente bien la comida. Más tele o crucigramas. La cuestión es no dejar que el encefalograma entre en modo plano.

Nueva revisión de correo, redes, ofertas… y nueva ronda de hoy toca clase de… o vamos a hacer un scraper para descargar esos 200 libros gratuítos que tanto nos va a aportar en la carrera.

En el correo, ofertas de más cursos. ¿En serio?

Dos horas de clase. Un par de ejercicios. Final del módulo con prácticas. A ver qué nos dice el tutor.

Revisando los nuevos libros del día aparecen un par de ensayos interesantes así como algunos libros IT que sería bueno al menos leer. Dominar un tema ya es otra historia.

Pienso en las ofertas. ¿Quién las escribe? Como dice un profesor hay quien lo hace con un bombo al lado del que saca cualquier cosa. Pues la verdad es que muchas lo parecen.

Preparando la cena. Se acabó ya por hoy. Toca desconexión.

El Joven Sheldon ayuda. Unas risas y a descansar.

Mañana vuelta a empezar.

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Actividad profesional

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En 40 años de carrera he dedicado mi tiempo a muy diversos aspectos en el ámbito de las IT. Podría decir que he vivido la historia de la informática desde la era previa al ordenador personal hasta hoy.

Esto conlleva a tener conocimientos de muy distinto nivel en una amplia variedad de sistemas operativos, hardware, desarrollo de aplicaciones, tecnologías Web, bases de datos, comunicaciones y un largo etcétera.

En los inicios fue un simple ZX Spectrum el que cautivó y en el que hice mis primeros programas. Básicos, por supuesto, pero en esos momentos era como tratar con un ente que me permitía ordenarle acciones y que las ejecutara. No pasó mucho tiempo hasta que accedí a un ordenador ‘de verdad’, aún antes del PC. La evolución lógica pasó por el IBM PC, los sistemas Unix y al fin entrar en el mundo empresarial con la creación de aplicaciones (antes se llamaban simplemente ‘programas’) para la gestión, contabilidad, etc.

De eso hace mucho tiempo. Y llegó Internet.

Y con Internet se revolucionó todo. El acceso a la información, la forma de pensar en aplicaciones. La distribución de la información fuera de nuestra única máquina o la red local, etc.

Pero todo eso es historia. En otro momento entraré en detalles si cabe. O puedes revisar los anteriores posts que se inician en ‘Año 1’ en adelante.

Hoy día tenemos multitud de paradigmas, conceptos, buenas prácticas, arquitecturas, Big Data, decenas de cargos y puestos de trabajos distintos dentro de un departamento de desarrollo. Dos décadas atrás quizás se separaba al administrador de sistemas del equipo de programadores, y alguna cosa más. Es otro entorno y otra realidad.

En breve, he pasado de construir aplicaciones de escritorio, tal como se las denomina hoy día, como gestiones contables, de inventarios, facturación, etc. a aplicaciones para el entorno Web y en la nube. El cambio es sustancial. Tanto en sistemas operativos como lenguajes, así como toda la arquitectura que las envuelve. En el ámbito que no he abundado o mejor dicho apenas hice algún pinito es el de las apps para móviles. No se puede abarcar todo.

Hoy día pretendo utilizar el lenguaje Python como base para cualquier tipo de aplicación, sea de escritorio, microservicio, script, aplicación Web, etc. Ello conlleva el estudio profundo de la programación orientada a objetos, la programación de API’s, la sincronía/asincronía de los procesos y un largo etcétera. Por no hablar de los modelos de lenguaje para inteligencia artificial, deep learning o la ciencia de datos.

De hecho hice limpieza de manuales y libros informáticos. Descarté todos esos lenguajes que en algún momento de mi vida profesional eran de uso diario. Manuales de C, Clipper, COBOL, Assembler, Fortran, Pascal, Sculptor y no se cuántos más. Libros sobre el registro de Windows, la administración de servidores y de bases de datos. Muchos libros. Ahora mi ‘biblioteca’ física lo conforman algunos manuales de Photoshop puestos al día, libros sobre programación en general, manuales de Python y varias de sus librerías, Javascript, Linux, expresiones regulares, MongoDB, Hadoop, Spark, Inteligencia Artificial, etc. Me temo que en poco tiempo volveré a tener centenares ocupando espacio en los estantes.

Sistemas operativos: Mac OS, Linux

Lenguajes: Python, Javascript, bash

Bases de datos: MySQL, Postgres, MongoDB, Cassandra, Redis

 

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Año 5

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Hoy no pienso en aprender otros lenguajes de forma inmediata, pero no lo descarto. Ahí fuera siguen habiendo muchas cosas por descubrir. Tal vez me dedique a la ciencia forense o al hacking ético, o me ponga a desarrollar una teletienda o cualquier otra cosa. Una verdad se cumple desde el primer día que toqué un ordenador. La información es poder, es conocimiento, es la oportunidad de mejorar y aprender mucho más que la computación. La informática se convierte en el instrumento, no en el fin. En este breve recorrido me habré dejado por el camino muchas cosas, con seguridad. No he hablado de la relación de la informática con la música, por ejemplo, o de las secuelas físicas que produce estar casi cuatro décadas tecleando (y borrando) teclados de todo tipo.

El futuro sigue siendo ilusionante. Hay muchas cosas por aprender. Aplicaciones para móviles, robótica, big data… Es imposible aburrirse! A los que empiezan su andadura en la actualidad les faltará algo de lo que he contado. La experiencia de descubrir, de inventar, apenas con cuatro medios disponibles, ahora es más difícil de tener. Internet lo ha revuelto todo de arriba a abajo. Con las posibilidades que ofrece, ¿hasta dónde se puede llegar si se conserva algo imprescindible para cualquier propósito? LA CURIOSIDAD. Sin ella, da igual si te dedicas a la informática, a la artesanía o a la medicina. Sin curiosidad no surgen las preguntas importantes, las ¿qué pasaría si? ¿por qué? ¿cómo funciona? ¿puedo hacer yo lo mismo? y muchas más.

El, «yo no valgo para esto» no existe. Es una limitación que nos autoimponemos. Todo es posible y todo se puede aprender a base de tiempo y dedicación. Como decía alguien, «todo son horas». No hay más.

Desde ese teléfono hasta el actual iPhone que llevo encima, la evolución tecnológica ha sido apabullante. Y en menos de una generación. Tener un ordenador portátil era un sueño hace tres décadas. Portátil de verdad. Lo llevamos en el bolsillo como si fuera un gadget más, sin tener en cuenta la potencia que esconde. El primer viaje a la Luna fue posible con unos ordenadores que, todos juntos, no podrían competir con el más sencillo smartphone de hoy en día.

¿Hasta dónde podemos llegar con los teléfonos móviles? No habrá que esperar ni 40 ni 20 ni 10 años para saberlo.

 

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Año 4

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El Efecto 2000 hace mella en muchos ordenadores y aplicaciones. No se pararon las tostadoras ni explotaron televisores, pero sí que muchos equipos dejaron de funcionar por una sandez: almacenar las fechas en 6 dígitos en lugar de 8. Eso provocó que al pasar del 31-12-99 al 01-01- de 2000…. en términos informáticos pasamos al 01-01-00 …. lo cual no fue nada bueno.

… para los informáticos lo fue. Igual que lo fue el cambio de impuestos del IGTE al IVA y muchos otros hitos en la historia. Son hitos por cuanto comportan. Cambios drásticos que las empresas tuvieron y tendrán que asumir por imperativo legal, o como el caso del susodicho efecto 2000, «por narices». La cantidad de horas de trabajo que eso supone para programadores, analistas, técnicos, etc. es espectacular. Como ocurre con las guerras, estos eventos provocaron cambios y evolución en las tecnologías existentes. Desde la mejora de los equipos, hasta nuevos lenguajes y sistemas operativos capaces de lidiar con esos problemas. Los que más aprovechamos tales sacudidas eramos nosotros, esos tipos raritos metidos en una pantalla todo el día. Pues si.

Tras esa oleada de cambios la WWW empieza a verse con buenos ojos por parte de los empresarios, y se siente la necesidad de tener «presencia» en Internet. No hay redes sociales, no hay apenas nada. Google? Apenas es un crío compitiendo con AltaVista, Infoseek y Yahoo!

Lenguajes de programación: PHP, Javascript, ASP, VBScript

Nos piden algo fuera de lo común (dentro de lo que conocemos entonces). Una «intranet» para una gran corporación. No tengo ni la más remota idea de lo que es. Me dan carta blanca para averiguarlo, formarme, lo que sea necesario. Busco en Internet (recordando la precariedad de contenidos en esos momentos), Amazon ya existe y encuentro algunos libros sobre el tema. Doy gracias a Dios por haber dedicado horas a aprender inglés. Los libros son sesudos, casi académicos y con todo consigo hacerme una idea de lo que es y para qué sirve una intranet.

Y me pongo a desarrollar una completamente de cero. Así, como quien tose.

Entre la época BBSera y el tiempo en curso, el hardware pierde su halo de misterio. Desde el mastodóntico EINA, con el que hice mis pinitos, dirigido por un técnico, trastear dentro del ordenador deja de ser un ritual sagrado. ¿Qué puede ir mal? Pues que se queme una placa o reviente un disco duro. Cuando ya has pasado por eso te dices a tí mismo que eso enseña, por la vía dura (económica principalmente), pero enseña. Montar tus propios equipos (clones chinos del IBM PC original) da posibilidades a quienes queremos tener nuestro propio equipo y tenerlo al día. Es una década entre décadas, digamos, de puro aprendizaje. Y cuanto más trasteas, más aprendes y más jugo le sacas a las máquinas infernales. Se les pierde el respeto hasta llegar casi al maltrato. Las domesticamos, por así decirlo, dejando a un lado la amenaza de Skynet.

El pirateo evoluciona. Ni cassettes ni diskettes. El CD-ROM y el DVD son la moneda de cambio para conseguir programas y juegos a miles. Literalmente a miles. El medio se postula como el garante de la protección de su contenido durante decenas de años. Nos mintieron. Los soportes eran caros (los CD vírgenes, etc.) y pasados apenas 4 o 5 años perdían la información. Las capas de protección se levantaban, literalmente, y eran inservibles. ¿Cuál iba a ser el siguiente paso para poder almacenar miles y miles de programas? Aparece el pendrive. Al mismo tiempo el precio por Mb en disco duro se va desplomando. Casi es más barato duplicar un disco duro que guardarlo en discos ópticos poco fiables. Aprendemos que la redundancia de datos, por poco fiable que sea, aumenta la posibilidad de no perder nada. Del pendrive pasamos a los discos externos por USB. El concepto «nube» todavía está en sus inicios, por no decir que no se le espera.

En 2007 mi vida profesional y técnica da un giro inesperado. Entre de lleno en…

¡EL MUNDO DEL PORNO!

Tras trabajar en revistas, aplicaciones, intranets, páginas Web y no se cuántas cosas más, «caigo» en el mundo de porno de forma casual. Dejando a un lado el contenido, el entretenimiento para adultos en la red está creciendo de forma galácticoexponencial. Se necesitan técnicos que operen en la sombra para poder ofrecer todos esos servicios online de forma segura, rápida y fácil para el consumidor.

Una etapa de más de 10 años en la que hay que estar muy al día en tecnología. Los lenguajes de programación se suceden uno tras otro, las herramientas de seguridad, los medios de pago, el control estadístico, los paneles de control y administración, la gestión integral de todo el sistema… Es de vértigo y asimismo divertido e interesante (insisto, sin ver el contenido por ninguna parte, excepto en los monitores de los diseñadores gráficos…). Una etapa excitante (que si, técnicamente hablando, home!) para descubrir que la programación tiene muchas vertientes desconocidas hasta el momento.

Trabajar con un medio como Internet, utilizando el navegador como plataforma de desarrollo cambia todos los parámetros conocidos para un programador de gestión, de aplicaciones «de escritorio». Antes de la Web las aplicaciones eran eso, aplicaciones, mejor dicho, programas, y no había más. Se habla de las WebApps y de usar la nube como medio de almacenamiento. Amazon crece, y crece tanto que empieza a ofrecer servicios que conformarán todo un ecosistema en muy pocos años. Algo más que una tienda, una filosofía de desarrollo harto compleja.

Lenguajes de programación: PHP, Javascript, Node, jQuery, Python
Bases de datos: MySQL, MongoDB, NoSQL
Sistema operativo: Windows, Mac OS, Linux

Si miro los efectos positivos de esta etapa hay uno que lo tengo claro. El paso de Windows a Mac. Se acabaron las eternas sesiones de reinstalación (cuando trabajaba para la revista hubo un tiempo en que instalar Windows era casi una tarea DIARIA…). Adaptarse a Mac no fue tan difícil, más aún, fue gratificante ver la estabilidad del sistema y lo bien que iba todo. Y usar las aplicaciones gráficas, aunque esa era la excusa clásica para pasarse a Mac, era (y es) una gozada. Mi aprendizaje autodidacta de Photoshop en PC fue un poco cansino. Gracias a la participación en la primera revista española impresa sobre el particular aprendí mucho y rápido. Y también me fijé en que Mac quizás era la solución a mis problemas con Windows. Por contra perdía la capacidad, a priori, de usar el PC para jugar. Mis muñecas con sendos síndromes de túnel carpiano se complacieron por que dejara de jugar…así que defenestré todo PC en casa para convertirme en un switcher. Y nunca me he arrepentido de ello.

Un buen día me canso del porno. No del mismo, si no de las condiciones laborales. Decido hacer un cambio. Demasiados años en el mismo sitio, como más tarde comprobaría, te dejan un tanto «oxidado». A pesar de la formación contínua interna, ahí afuera se estaban haciendo muchas más cosas. La tecnología cambia cada día a un ritmo que es casi imposible estar al día. Un obstáculo importante era el idioma. Todas las ofertas pedían multitud de requisitos, y uno en particular podía ser un problema: el inglés.

Yo había estudiado en su momento, pero no demasiado. Me defendía perfectamente con los libros técnicos, los blogs, las redes sociales, los foros y demás. Leer y escribir no era problema. Hablar, eso era otra historia. Unos pocos viajes por Europa no habían sido suficientes para tener la soltura necesaria para enfrentar una entrevista de trabajo en inglés. Era mi némesis. Rechacé la posibilidad de algunas ofertas interesantes por ese motivo hasta que me encontré con una que no podía dejar pasar. Así pues me preparé a conciencia con un par de libros especializados en entrevistas de trabajo en inglés. Y… salió bien!

El nuevo puesto de trabajo se encontraba en una escuela internacional de idiomas. El ambiente era increíble. Allí se hablaba todo el día en inglés, francés, italiano, alemán, portugués, chino, español y catalán. Cada una de las personas que encontré allí hablaba un mínimo de tres idiomas a la perfección. Aparte del trabajo, la experiencia lingüística fue muy gratificante. Duro poco, por circunstancias que no son relevantes, pero… me dió pie a probar de nuevo con otra empresa de índole internacional. ¡Y también funcionó! Desde ese momento el idioma ya no sería más problema.

A nivel tecnológico la evolución no fue muy grande, pero ví que hay más mundo que el que se encuentra en las cuatro paredes de una empresa durante 10 largos años. Tras un periodo de pausa por motivos personales, finalmente recabé en una empresa local, nada que ver con informática pura y dura, y ahora dispongo que mucho más tiempo personal, sin tener que hacer largos desplazamientos diarios.

Ese tiempo es el que ha permitido que servidor optara por aprender un lenguaje nuevo, Python, y se metiera hasta la trastienda de Telegram. Los que me seguís o conocéis ya sabéis algunas de las cosas que puedo hacer con él. Por otra parte, Telegram ha dado la vuelta a mi vida como un calcetín, pero eso, como decía el de la película… «es otra historia».

Python, un lenguaje con solera que se postula como el lenguaje del futuro. Al menos del inmediato.

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Año 3

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Tras unos años de programas de gestión «aburridos» y saturación de BBS, puñaladas traperas incluídas, paso a formar parte (parcial) del equipo de desarrollo de una BBS educativa, STRES, parte del proyecto de ayuda y estudio del SIDA de La Fundación La Caixa. Cambio de paradigma. Se ven las cosas de otra forma. Aprendo nuevas herramientas para hacer llegar la información a un público muy exigente: ¡los jóvenes! Eso dura poco. Se acercan las olimpiadas del 92 y hay mucho movimiento de personal. Tras el evento me meto de lleno en un nuevo proyecto que marcará 5 años de mi vida: ¡una revista!

Aprendo a maquetar de un día para otro. La revista incluye un CD-ROM con cientos, miles de ficheros. Rompemos con la limitación de los BBS. En cada número se incluyen todas las novedades que encontramos en los Estates antes de que nadie en el país sepa que existen. El trabajo es duro, intenso. Aprovecho lo aprendido en mi etapa como Sysop (de BBS) para poder gestionar cientos de miles de ficheros. Y redacto editoriales, artículos, descripciones de cada fichero (programa, utilidad, juego, lo que sea).

Entre los primeros años metido en BBS compartiendo incluso sociedad, aplicaciones de gestión, programación a medida y la revista, llego a final de la década saturado no, lo siguiente.

Lenguaje de programación: RM/COBOL, CA-CLIPPER, HTML, PHP

Hot Shareware: casi se lleva mi salud, pero aprendí muchísimo gracias a estar metido en este follón que es la publicación editorial profesional.

Uno de los grandes cambios es el advenimiento de Internet, vía Infovía y otras movidas de la gran Telefónica, hasta que por fin pudimos pasar a conectarnos con una línea ADSL de «calidad» (me da la risa floja) y tarifas planas de conexión.

Tecnología punta: Internet, WWW

Durante estos años desarrollo, aparte de aplicaciones como tales, muchos pequeños programitas utilitarios para hacer tareas repetitivas exhaustivas (exhausto se queda quien las hace a mano, digo). Migrar datos es una ventaja competitiva para conseguir contratos suculentos cuando un cliente quiere cambiar sus equipos. Más cuando el cambio es total (equipos, sistema operativo, aplicaciones, etc). Convertir la información a través de cables RS-232 y utilizar un terminal software para capturarla y luego procesarla… era el macramé aplicado. Unir un Olivetti M20 con un PC IBM, lo imposible, sucedía. Me doy cuenta de que a veces un programa de pocas líneas de código es más importante que una gran aplicación de miles y miles de líneas.

Desmantelo mi red local. Más de 40 cables recorren el suelo de mi desván. Cuando apago, al cabo de pocas horas la temperatura media baja unos cuantos grados. La factura de la luz también lo hará en breve. El mundo del módem y los BBS da paso a Internet, de forma discreta, casi tímida, pero con un futuro prometedor e ilusionante.

Medio de almacenamiento: CD-ROM

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Año 2

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Tras utilizar el ordenador para introducción de datos, me intereso por cómo se programa. Quiero tener un ordenador propio. Al no disponer de 9 millones de las antiguas pesetas (puestos al día, basándome en el sueldo de un administrativo al uso, seria como comprarse un ordenador de entre 135 y 150.000 €), a lo máximo que puedo acceder es a una calculadora programable Casio PB100. 1500 pasos de memoria, ni siquiera equiparables a 1,5Kb de almacenaje. Impresora térmica y una interface para cassettes para grabar los programas.

Me gusta esto de programar, por muy limitado que sea el anterior «microordenador». Tomo clases de BASIC con un «ordenador de verdad», un Toshiba T-200 (o T-100, los alternaba). El sistema operativo, OA-BASIC, se cargaba con un cartucho.

Medio de almacenamiento: diskettes o floppy de 5 1/4″

Aprendo «tanto BASIC» que me atrevo a programar un calculador de costes para artículos. ¡Mi primer programa pagado! Para ello me enfrento a un nuevo ordenador. El primer portátil que ven mis ojos. Bueno, portátil… digamos que portable. El inmenso OSBORNE-1, con minúscula pantallita y disquetera:

El BASIC se queda corto, es lento, las máquinas también, hay que ir un poco más allá. La empresa familiar ya no puede seguir con el P-430. El número de datos a procesar es demasiado para esa tecnología. Pasamos a disponer de ordenador propio (el anterior era compartido), del cual no hay imagen en parte alguna. Un sistema EINA basado en TurboDOS (heredero del MP/M y CP/M). En lugar de usar monitores que pesan un quintal y teclados durísimos, este sistema usa terminales «ergonómicos» con lo que el teclado se puede mover a cualquier parte, como hoy día, «gracias» a su cable extensible y liviano peso. Es la época de los terminales VT-100 y todas sus variantes. Hoy día quedan restos de estas tecnlogías en las definiciones de los modos terminal en Linux. El sistema TurboDOS permite que una sola CPU contenga varias tarjetas «esclavas» doblando, cuadruplicando, etc. el número de pantallas enchufadas al ordenador, lo cual es equivalente a un sistema multiusuario. Un solo ordenador para varios usuarios.Visto en perspectiva era meter varios ordenadores dentro de una misma caja.

Lenguaje de programación: RM/COBOL

Aprendo a programar a pedal, es decir, manual del lenguaje, en purito inglés, y sin saber inglés. No existe Internet. Apenas hay libros de programación (en inglés y algo en francés) y toca ir a librerías especializadas como Diaz de Santos. Me toca comprar diccionario inglés-español/español-inglés. Decido aprender inglés.

En casa no hay ordenador. La PB-100 se ha quedado en un cajón. Me lío la manta a la cabeza y con un micropréstamo me lanzo a la piscina para tener mi propio «ordenador». La elección no era fácil. Commodore, Oric, NewBrain, Atom, Acorn, Spectrum…

El ZX-Spectrum cumple con lo que quiero, a priori, y puedo pagarlo. Así que en dos veces, me hago con él. Primero la versión de 16Kb y poco, muy poco después, la ampliación a 48K. Percance de los gordos. Al conectar la expansión me cargo una patilla de conexión. La atención al cliente me dice que con un poco de maña puedo arreglarlo construyendo una «patilla» soldada a la placa del circuito. ¡LO HAGO! Respiro como pocas veces al ver que el cacharro se enciende y funciona. Casi 40 años después el parche sigue ahí. El BASIC de Sinclair es de risa, pero mejor que el de la PB-100. Quizás sea el microordenador en el que más he invertido, relativamente hablando. Accesorios y extensiones de todo tipo, como unidades de microdrive, unidades de diskette (no oficial, pero funcionaba!), interfaces para copiar programas, lápiz óptico -que jamás funcionó, sintetizador de voz (Currah, comprado en Londres en una noche muy fría en un superpaki), impresoras diversas, y un largo etc. Por no hablar de libros. Era el Nirvana.

Tecnología de almacenamiento: cassettes, microdrives, diskettes.

Y un día, sucedió….

Un buen amigo me «presenta» su ordenador, bueno, el de la tienda familiar donde trabaja. Un bonito IBM PC XT, nada de clones, no no, el original. Ya no recuerdo si tenía dos disketeras o contaba también con un disco duro. El caso es que me enseña algún que otro juego, programas, etc. Y me hace una copia del mítico DBASE II.
«- Para qué lo quiero? No tengo un PC!»
-«Bueno… ya lo tendrás…»

Tecnología de almacenamiento: diskettes y disco duro.

Pasan algunos años y el vetusto EINA se queda obsoleto tras muchos problemas de hardware, cambios de placas, discos duros, un infierno. Se decide optar por la nueva tecnología utilizando uno de los primeros clones de IBM, un Sperry IT al que se podían conectar placas con salidas para varios terminales. Sigue siendo la técnica de un solo ordenador para todos.

La consola principal podía arrancar en más de un sistema operativo, así que de vez en cuando, al ser un PC de forma nativa, podía disfrutar del maravilloso …. Microsoft Windows 1.0 !!!! Empieza la leyenda del pirata Teko… esto… del aprendizaje de la ofimática…. 😃

Sistema operativo: Xenix, una variante de Unix, Microsoft Windows 1.0.
Lenguaje de programación: RM/COBOL

Con este ordenador aprendí Xenix (llamémosle Unix) a tope, así como otros lenguajes de programación, tales como C, Sculptor y las bases del SQL. La ofimática era dura, pero ya existía una hoja de cálculo, el SuperCalc, y procesadores de texto como el WordStar. Eran programas increíbles en ese momento. Windows lo estropeó todo un poquito, ya os lo digo….

Mientras tanto, en casa el Spectrum se me quedaba pequeño, muy pequeño… Para jugar estaba bien, mejor que las «consolas» existentes, cuyos gráficos daban pena. Aprendí algo de Ensamblador para Z-80, muy poco. Lo necesario para reventar los programas protegidos que no se podía copiar de cassette a cassette. Llega un día que te planteas la compra de un PC. O un clon. El coste del clon era 5 veces menor, por tanto, la decisión era fácil… si tenías el dinero.

Cambié de trabajo para dedicarme a programar al 100%. Con eso pude acceder a comprar mi primer ordenador «serio». Un INVES PC al que subí la frecuencia de la CPU de 10 a 12Mhz -jugándomela un poco- para tener más potencia. Costó un Potosí, con su pantalla monocroma, susttuída al cabo de unos meses por un flamante monitor NEC MultiSync de 14″ (otro Potosí) y….

… y llegó ….

… la más absoluta de las perdiciones ….

¡EL MODEM!

Mi colega me presentó un día un accesorio curioso. Se llamaba módem y no tenía idea de qué rayos era. Me habló de la película Juegos de Guerra y tal y cual…. Lo mismo, npi…
«Bueno, vamos a verlo»
Le da a cuatro teclas y se abre una pantalla desde la que selecciona un número de teléfono y zas… oigo unos ruiditos. Prrrrrrtt… ñieeeeccccccc…. clac!
«Ya estamos conectados»
«¿DONDE?»
«A otro ordenador que está, no se… en la otra punta de la ciudad»
Dios… ¿cómo se hacía eso? Entramos en un par o tres de lugares… Nombres como La Conexión, todos ellos con un adjetivo común, «BBS».
«¿Qué es BBS?»
«Bulletin Board System»
«¿?¿?¿»
«Si hombre, es un sistema de boletines. MIra. Hay mensajes, boletines, ficheros para descargar…»
«¿Descargar? ¿Hay programas ahí o juegos o algo?»
«Si… Va un poco lentito, pero si, eso es»
…..
Podría pasar horas explicando esa primera «sesión». El caso es que muy poco después ya contaba con mi propio módem… y no pasó un año que tenía cuatro líneas telefónicas con sus cuatro módems, y ocho ordenadores conectados en red local con un servidor Novell, discos duros de 1Gb (1000Mb!!! recordad… un PC solía tener 20 o como mucho 40Mb de disco…), unidades de CD-ROM múltiples, en fin, una locura…

Todo esto era a base de llamadas de teléfono pagadas a coste de tiempo de llamada. Una ruína. No digo ya hacer llamadas internacionales a BBS de Estados Unidos o Europa mismo. La única forma de conseguirlo era emulando a los grandes como Capitan Crunch, utilizando una «Blue Box». Un aparatito que por medio de dos tonos a una frecuencia determinada, permitía cortar la llamada dejando la centralita en proceso de llamada, marcar de nuevo un número -internacional- y no pagar por ello… así explicado toscamente.

En casa no había cajitas azules (fabricadas por Wozniak….), pero la alternativa era muy barata. Usando una tarjeta de sonido Sound Blaster (o cualquier otra) que fuera capaz de emitir dos pitidos a la frecuencia correcta… bastaba conectar un cable al auricular del teléfono (en plan chapuza, abriendo el auricular y puenteando el micrófono) y entonces faltaba lo complicado. Conseguir números de teléfono de servicios de atención al cliente fuera de España con números de acceso gratuítos. Es decir, la Australia Telecom, pongo por caso, número 900tatarararará. El proceso era muy manual. Llamar al 900 de marras, esperar a que la operadora dijera algo y zas! lanzar los dos pitidos desde el ordenador. Eso dejaba la línea abierta pero la operadora colgada. Inmediatamente se lanzaba una llamada desde el ordenador al número de teléfono internacional de la BBS que interesaba (o a cualquier otro teléfono, claro). En cuestión de segundos estabas conectado a Channel One BBS USA, por CERO pesetas el minuto.

Os recuerda un poco a Los Fisgones -Sneakers- de Redford? Pues sí, eso era. Hackeo puro, a pedal.

Acceder a esa proto-Internet nos abrió los ojos como platos a muchos. Programas, juegos, información, mensajería pública, foros, mensajería privada, todo eso que luego nos han vendido en Internet, ¡ya existía!

Comparado con el Teletexto, las BBS ofrecían mucho más en calidad de imagen y contenidos, sin duda alguna. En países como Francia se desarrolló un sistema novedoso y alternativo al Telexto con interacción entre sus usuarios. Se llamó MINITEL. En España no hubo forma de tener lo mismo, quizás por eso en poco tiempo la lista de BBS creció bastante, lo suficiente como para dar «servicio» y ocio a cientos de miles de usuarios.

FIDONET, quizás la primera red de mensajería entre ordenadores accesible al usuario de a pie.

MINITEL: la Internet propia de Francia, con más de 5 millones de usuarios.

Medio de almacenamiento: disco duro en red local

Lenguaje de programación: RM/COBOL, MS-BASIC, C, SCULPTOR

Sistema operativo: Xenix, Windows, MS-DOS, Novell

Categorías: Profesional

Año 1

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Lecturas: Lovecraft, Nietzsche, Asimov, Lao Tse, Castaneda
Música: Pink Floyd, Alan Parsons, Mike Oldfield, Dire Straits

Veo por primera vez un ordenador «de cerca», que lo puedo «tocar» digamos. Un inmenso Philips P-430 metido en una habitación para él solo, refrigerada por debajo de los 18º. Para trabajar con él hay que haber estudiado, pero aparte de eso hace falta un abrigo. Apenas 10Mb de almacenamiento.
Lenguaje de programación: COBOL

La tecnología punta de James Bond (Panorama para matar) basada en el P-430. Los retratos hechos con letras en una impresora podían tardar horas en salir. La cara dibujada con vectores sólo era posible con un monitor gráfico que era todo un lujo en aquellos momentos.

 

Categorías: Profesional