Año 5

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Hoy no pienso en aprender otros lenguajes de forma inmediata, pero no lo descarto. Ahí fuera siguen habiendo muchas cosas por descubrir. Tal vez me dedique a la ciencia forense o al hacking ético, o me ponga a desarrollar una teletienda o cualquier otra cosa. Una verdad se cumple desde el primer día que toqué un ordenador. La información es poder, es conocimiento, es la oportunidad de mejorar y aprender mucho más que la computación. La informática se convierte en el instrumento, no en el fin. En este breve recorrido me habré dejado por el camino muchas cosas, con seguridad. No he hablado de la relación de la informática con la música, por ejemplo, o de las secuelas físicas que produce estar casi cuatro décadas tecleando (y borrando) teclados de todo tipo.

El futuro sigue siendo ilusionante. Hay muchas cosas por aprender. Aplicaciones para móviles, robótica, big data… Es imposible aburrirse! A los que empiezan su andadura en la actualidad les faltará algo de lo que he contado. La experiencia de descubrir, de inventar, apenas con cuatro medios disponibles, ahora es más difícil de tener. Internet lo ha revuelto todo de arriba a abajo. Con las posibilidades que ofrece, ¿hasta dónde se puede llegar si se conserva algo imprescindible para cualquier propósito? LA CURIOSIDAD. Sin ella, da igual si te dedicas a la informática, a la artesanía o a la medicina. Sin curiosidad no surgen las preguntas importantes, las ¿qué pasaría si? ¿por qué? ¿cómo funciona? ¿puedo hacer yo lo mismo? y muchas más.

El, «yo no valgo para esto» no existe. Es una limitación que nos autoimponemos. Todo es posible y todo se puede aprender a base de tiempo y dedicación. Como decía alguien, «todo son horas». No hay más.

Desde ese teléfono hasta el actual iPhone que llevo encima, la evolución tecnológica ha sido apabullante. Y en menos de una generación. Tener un ordenador portátil era un sueño hace tres décadas. Portátil de verdad. Lo llevamos en el bolsillo como si fuera un gadget más, sin tener en cuenta la potencia que esconde. El primer viaje a la Luna fue posible con unos ordenadores que, todos juntos, no podrían competir con el más sencillo smartphone de hoy en día.

¿Hasta dónde podemos llegar con los teléfonos móviles? No habrá que esperar ni 40 ni 20 ni 10 años para saberlo.

 

Categorías: Profesional

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