Tras utilizar el ordenador para introducción de datos, me intereso por cómo se programa. Quiero tener un ordenador propio. Al no disponer de 9 millones de las antiguas pesetas (puestos al día, basándome en el sueldo de un administrativo al uso, seria como comprarse un ordenador de entre 135 y 150.000 €), a lo máximo que puedo acceder es a una calculadora programable Casio PB100. 1500 pasos de memoria, ni siquiera equiparables a 1,5Kb de almacenaje. Impresora térmica y una interface para cassettes para grabar los programas.
Me gusta esto de programar, por muy limitado que sea el anterior «microordenador». Tomo clases de BASIC con un «ordenador de verdad», un Toshiba T-200 (o T-100, los alternaba). El sistema operativo, OA-BASIC, se cargaba con un cartucho.
Medio de almacenamiento: diskettes o floppy de 5 1/4″
Aprendo «tanto BASIC» que me atrevo a programar un calculador de costes para artículos. ¡Mi primer programa pagado! Para ello me enfrento a un nuevo ordenador. El primer portátil que ven mis ojos. Bueno, portátil… digamos que portable. El inmenso OSBORNE-1, con minúscula pantallita y disquetera:
El BASIC se queda corto, es lento, las máquinas también, hay que ir un poco más allá. La empresa familiar ya no puede seguir con el P-430. El número de datos a procesar es demasiado para esa tecnología. Pasamos a disponer de ordenador propio (el anterior era compartido), del cual no hay imagen en parte alguna. Un sistema EINA basado en TurboDOS (heredero del MP/M y CP/M). En lugar de usar monitores que pesan un quintal y teclados durísimos, este sistema usa terminales «ergonómicos» con lo que el teclado se puede mover a cualquier parte, como hoy día, «gracias» a su cable extensible y liviano peso. Es la época de los terminales VT-100 y todas sus variantes. Hoy día quedan restos de estas tecnlogías en las definiciones de los modos terminal en Linux. El sistema TurboDOS permite que una sola CPU contenga varias tarjetas «esclavas» doblando, cuadruplicando, etc. el número de pantallas enchufadas al ordenador, lo cual es equivalente a un sistema multiusuario. Un solo ordenador para varios usuarios.Visto en perspectiva era meter varios ordenadores dentro de una misma caja.
Lenguaje de programación: RM/COBOL
Aprendo a programar a pedal, es decir, manual del lenguaje, en purito inglés, y sin saber inglés. No existe Internet. Apenas hay libros de programación (en inglés y algo en francés) y toca ir a librerías especializadas como Diaz de Santos. Me toca comprar diccionario inglés-español/español-inglés. Decido aprender inglés.
En casa no hay ordenador. La PB-100 se ha quedado en un cajón. Me lío la manta a la cabeza y con un micropréstamo me lanzo a la piscina para tener mi propio «ordenador». La elección no era fácil. Commodore, Oric, NewBrain, Atom, Acorn, Spectrum…
El ZX-Spectrum cumple con lo que quiero, a priori, y puedo pagarlo. Así que en dos veces, me hago con él. Primero la versión de 16Kb y poco, muy poco después, la ampliación a 48K. Percance de los gordos. Al conectar la expansión me cargo una patilla de conexión. La atención al cliente me dice que con un poco de maña puedo arreglarlo construyendo una «patilla» soldada a la placa del circuito. ¡LO HAGO! Respiro como pocas veces al ver que el cacharro se enciende y funciona. Casi 40 años después el parche sigue ahí. El BASIC de Sinclair es de risa, pero mejor que el de la PB-100. Quizás sea el microordenador en el que más he invertido, relativamente hablando. Accesorios y extensiones de todo tipo, como unidades de microdrive, unidades de diskette (no oficial, pero funcionaba!), interfaces para copiar programas, lápiz óptico -que jamás funcionó, sintetizador de voz (Currah, comprado en Londres en una noche muy fría en un superpaki), impresoras diversas, y un largo etc. Por no hablar de libros. Era el Nirvana.
Tecnología de almacenamiento: cassettes, microdrives, diskettes.
Y un día, sucedió….
Un buen amigo me «presenta» su ordenador, bueno, el de la tienda familiar donde trabaja. Un bonito IBM PC XT, nada de clones, no no, el original. Ya no recuerdo si tenía dos disketeras o contaba también con un disco duro. El caso es que me enseña algún que otro juego, programas, etc. Y me hace una copia del mítico DBASE II.
«- Para qué lo quiero? No tengo un PC!»
-«Bueno… ya lo tendrás…»
Tecnología de almacenamiento: diskettes y disco duro.
Pasan algunos años y el vetusto EINA se queda obsoleto tras muchos problemas de hardware, cambios de placas, discos duros, un infierno. Se decide optar por la nueva tecnología utilizando uno de los primeros clones de IBM, un Sperry IT al que se podían conectar placas con salidas para varios terminales. Sigue siendo la técnica de un solo ordenador para todos.
La consola principal podía arrancar en más de un sistema operativo, así que de vez en cuando, al ser un PC de forma nativa, podía disfrutar del maravilloso …. Microsoft Windows 1.0 !!!! Empieza la leyenda del pirata Teko… esto… del aprendizaje de la ofimática…. 😃
Sistema operativo: Xenix, una variante de Unix, Microsoft Windows 1.0.
Lenguaje de programación: RM/COBOL
Con este ordenador aprendí Xenix (llamémosle Unix) a tope, así como otros lenguajes de programación, tales como C, Sculptor y las bases del SQL. La ofimática era dura, pero ya existía una hoja de cálculo, el SuperCalc, y procesadores de texto como el WordStar. Eran programas increíbles en ese momento. Windows lo estropeó todo un poquito, ya os lo digo….
Mientras tanto, en casa el Spectrum se me quedaba pequeño, muy pequeño… Para jugar estaba bien, mejor que las «consolas» existentes, cuyos gráficos daban pena. Aprendí algo de Ensamblador para Z-80, muy poco. Lo necesario para reventar los programas protegidos que no se podía copiar de cassette a cassette. Llega un día que te planteas la compra de un PC. O un clon. El coste del clon era 5 veces menor, por tanto, la decisión era fácil… si tenías el dinero.
Cambié de trabajo para dedicarme a programar al 100%. Con eso pude acceder a comprar mi primer ordenador «serio». Un INVES PC al que subí la frecuencia de la CPU de 10 a 12Mhz -jugándomela un poco- para tener más potencia. Costó un Potosí, con su pantalla monocroma, susttuída al cabo de unos meses por un flamante monitor NEC MultiSync de 14″ (otro Potosí) y….
… y llegó ….
… la más absoluta de las perdiciones ….
¡EL MODEM!
Mi colega me presentó un día un accesorio curioso. Se llamaba módem y no tenía idea de qué rayos era. Me habló de la película Juegos de Guerra y tal y cual…. Lo mismo, npi…
«Bueno, vamos a verlo»
Le da a cuatro teclas y se abre una pantalla desde la que selecciona un número de teléfono y zas… oigo unos ruiditos. Prrrrrrtt… ñieeeeccccccc…. clac!
«Ya estamos conectados»
«¿DONDE?»
«A otro ordenador que está, no se… en la otra punta de la ciudad»
Dios… ¿cómo se hacía eso? Entramos en un par o tres de lugares… Nombres como La Conexión, todos ellos con un adjetivo común, «BBS».
«¿Qué es BBS?»
«Bulletin Board System»
«¿?¿?¿»
«Si hombre, es un sistema de boletines. MIra. Hay mensajes, boletines, ficheros para descargar…»
«¿Descargar? ¿Hay programas ahí o juegos o algo?»
«Si… Va un poco lentito, pero si, eso es»
…..
Podría pasar horas explicando esa primera «sesión». El caso es que muy poco después ya contaba con mi propio módem… y no pasó un año que tenía cuatro líneas telefónicas con sus cuatro módems, y ocho ordenadores conectados en red local con un servidor Novell, discos duros de 1Gb (1000Mb!!! recordad… un PC solía tener 20 o como mucho 40Mb de disco…), unidades de CD-ROM múltiples, en fin, una locura…
Todo esto era a base de llamadas de teléfono pagadas a coste de tiempo de llamada. Una ruína. No digo ya hacer llamadas internacionales a BBS de Estados Unidos o Europa mismo. La única forma de conseguirlo era emulando a los grandes como Capitan Crunch, utilizando una «Blue Box». Un aparatito que por medio de dos tonos a una frecuencia determinada, permitía cortar la llamada dejando la centralita en proceso de llamada, marcar de nuevo un número -internacional- y no pagar por ello… así explicado toscamente.
En casa no había cajitas azules (fabricadas por Wozniak….), pero la alternativa era muy barata. Usando una tarjeta de sonido Sound Blaster (o cualquier otra) que fuera capaz de emitir dos pitidos a la frecuencia correcta… bastaba conectar un cable al auricular del teléfono (en plan chapuza, abriendo el auricular y puenteando el micrófono) y entonces faltaba lo complicado. Conseguir números de teléfono de servicios de atención al cliente fuera de España con números de acceso gratuítos. Es decir, la Australia Telecom, pongo por caso, número 900tatarararará. El proceso era muy manual. Llamar al 900 de marras, esperar a que la operadora dijera algo y zas! lanzar los dos pitidos desde el ordenador. Eso dejaba la línea abierta pero la operadora colgada. Inmediatamente se lanzaba una llamada desde el ordenador al número de teléfono internacional de la BBS que interesaba (o a cualquier otro teléfono, claro). En cuestión de segundos estabas conectado a Channel One BBS USA, por CERO pesetas el minuto.
Os recuerda un poco a Los Fisgones -Sneakers- de Redford? Pues sí, eso era. Hackeo puro, a pedal.
Acceder a esa proto-Internet nos abrió los ojos como platos a muchos. Programas, juegos, información, mensajería pública, foros, mensajería privada, todo eso que luego nos han vendido en Internet, ¡ya existía!
Comparado con el Teletexto, las BBS ofrecían mucho más en calidad de imagen y contenidos, sin duda alguna. En países como Francia se desarrolló un sistema novedoso y alternativo al Telexto con interacción entre sus usuarios. Se llamó MINITEL. En España no hubo forma de tener lo mismo, quizás por eso en poco tiempo la lista de BBS creció bastante, lo suficiente como para dar «servicio» y ocio a cientos de miles de usuarios.
FIDONET, quizás la primera red de mensajería entre ordenadores accesible al usuario de a pie.
MINITEL: la Internet propia de Francia, con más de 5 millones de usuarios.
Medio de almacenamiento: disco duro en red local
Lenguaje de programación: RM/COBOL, MS-BASIC, C, SCULPTOR
Sistema operativo: Xenix, Windows, MS-DOS, Novell